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sábado, 9 de julio de 2011

Peut-être.

Qué bonito fue aquel 9 de junio dónde en aquél rincón los labios del sol doraban el oscuro color madera de tus ojos. De mi ventana no colgaban guirnaldas ni motivos de festejo pero el viento mecía su austera existencia. El espectro de tus ojos tras ese espejo, un duplicado de tu alma armada de ceniza, para escocer por si algún alma imperecedera se sugiriera traspasarte.
Qué tediosa se sucedió la tarde con cada susurro de las nubes en el cielo, con cada pétalo impregnado de tu olor y tus caricias rebosando inquietud. Qué apatía pudo recorrer el río de mis venas al imaginar el fin del cuento de hojarasca. Y es que... a lo que desde un principio pudiste vislumbrar su final, no empezó de buena gana en su momento.

Que todo no es la reacción y que de pensamientos afloran rincones sin sentido alguno.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Muchas gracias por segirme, te sígo a ti tbn :)
Me gustó tu historia, con algo de drama jaja
Saludos, te espero por mi blog :)

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