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miércoles, 11 de enero de 2012

Menesteres visuales.



Recordaba, cómo la maravillosa hebra de su mente entraba en contacto con la pasión en días de sol, con motivos florales en todo paisaje, que parecían dibujados para él. Como cada mañana , Carlos aprovechaba la claridad para apaciguar su curiosidad por el garbo y las gracias de la mujer que todo hombre de 8 años debe satisfacer.
Su candidata favorita era Elena, una chica moza de rosados pómulos y un buen busto dónde cualquier joven elegiría echar la siesta. Tan sólo unos pequeños brincos y la fuerza de sus brazos para equilibrar su posición y podía contemplar aquella hermosa imagen, el reflejo del rollizo cuerpo de la joven en el espejo de madera y unos tirabuzones que jugaban a esconder sus prominentes mamas, aunque dejando entrever sus bordes sonrosados.
Aquella mañana, el gato de Elena se levantó menos perezoso de lo acostumbrado, y retozón propinó a Carlos un sobresalto de lo más inesperado.

Claramente el estruendo de la calle llegó hasta los oídos de Elena, que alborotada y azorada no regaló ni un segundo más ante el espejo.


4 comentarios:

Juan Ojeda dijo...

Ese tipo de cosas suceden mucho más de lo que uno piensa; siempre cuando alguien se percata de que uno -o cierto esbozo de nuestro ser presunto- puede caber en el caprichoso adjetivo "fisgón" ocurre un estruendo en plena calle,

Un fuerte abrazo, celebro esta vuelta.

TORO SALVAJE dijo...

El gato estaba celoso.
Elena es suya.

Besos.

Ricardo Miñana dijo...

Hola Anne, bonita narrativa.
que tengas una feliz semana.
un abrazo.

AnnGy Henríquez dijo...

Me quede pegada escuchando Amelie en tu blog, es que esa película es Hermosa y la música AUN MÁS *-*
excelente entrada eh, me ha gustado nos comentamos!

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