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jueves, 29 de diciembre de 2011
Un abril lejano, un diciembre sin calor.
Grapando cada sensación alejada de los dominios de mi propio hogar, admirando el entrecejo de cada calle. Volar en un carrousel de imagenes, el sol de medio día bañando cada reflejo dejando intactos a los amantes, inaugurando sensaciones a cincel. Resplandece su ciudad, acurrucada entre su majestuoso río, acallando a los comediantes y acorazando la atención
Gloria para las pasiones escondidas mientras el ocaso oscurece el rastro de toda herida.
Abrazados por sábanas, que refulgen mientras las lenguas de fuego calcinan los susurros.
Tejiendo las pasiones olvidadas y proclamando un nuevo día que anestesie los recuerdos, a sabidas de que lo que en un día fue tuyo, lo seguirá siendo en tu recuerdo.
Marchamos.
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3 comentarios:
En los recuerdos los sentimientos siguen vivos como entonces.
Es de justicia que así sea.
Besos.
Es lo único que no te pueden quitar.
Me encanta lo que escribes.
Un beso
creo que varios estarían más que agradecidos en anestesiar los recuerdos... realmente muy cierto. nos comentamos.
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