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viernes, 19 de abril de 2013

Un amante de carmín.






Hay sucesos en la sala de espera, anhelando ser arrastrados a la realidad o a otro mundo que no sea imperecedero. Hay retablos esperando al óleo, para expeler armonía por cada uno de sus tintes derramados y extendidos en su rostro. No hay amor que elija la libertad sin hallarse confundido, no hay amor que elija ser esclavo sin el temor de permanecer aterido. Hay instantes que eligen ser prófugos de la verdad y sin embargo yo elijo la delicia de la mentira que suscitó vida a mi desierto. Tu y yo, que fuimos el oro que bordaba lo irrisorio, tu allá en tus floridos campos, yo aquí, en el frío asfalto.
Y si marchita, pues que hiera, porque lo que fue era y no sigue siendo, porque lo que era existirá en nuestro orgullo, en las falanges que no comercian un olvido.


1 comentario:

Imilce dijo...

Hola después de mucho.

"mucho" engloba en sí demasiado, qué tontería.
El tiempo, las prisas, "lo importante" de la vida que me separa de todo esto. Como tú con tus motivos, también te apartas de escribir, o al menos aquí, que es donde yo puedo leerte.
"Lo importante" es una mierda.
Pero me encanta leer por aquí de nuevo y que tus letras me líen y me desenvuelvan.

Un beso

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