Corroen los versos sobre mis paredes, las que avasallé en mis pasados con delicada pluma de presión nervuda, que tomaron consciencia de mi verdad y dieron paso a la libertad que aprisionaba en mis labios. Vosotras, que sois fuentes de mi desate, de la verdad de un mañana que nunca existió, del recorrido por mis recuerdos, que bogan perdidos pero que aún reposan con mis sentimientos, como zarzas.
Una espiral como insignia de todas las batallas de las que saliste airosa con dos palabras bien sujetas a tus dientes, la mordedura feroz de una buena leona.
Con el tiempo los chirridos se tornaron a estruendoso silencio mortuorio. Que ya sólo el pecho puede advertir. No abdico a mi silencio, abdico a mi desacuerdo de la muerte de mis clamares.
- ¿Por qué sonríes?
- Porque este mar desierto es mío.
- ¿No puedes ver la decadencia que lo reina?
- Forma parte de mí. Ella es yo y yo soy ella.
Non, tu ne pas un ange.
5 comentarios:
En el pie de la entrada, en la foto:
Hostis Sociabilem. Gratias tibi ago.
( Enemigo social, te doy las gracias ).
'gratias agimus tibi propter magnam ...'
Ah, la decadencia...
Me abraza más fuerte cada día.
Se ha enamorado de mí y me ha hecho suyo.
Hasta mi último día.
Besos.
Te odio decadencia. Olvídame.
Abrazo guapa
Exacto. Tenemos derecho a ser silencio.
Nada mejor que tus palabras en un día como hoy.
Un abrazo.
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